El pueblo puede matar
Acerca de la Educación ética para la ciudadanía me encuentro, entre otras flores, que al parecer
o eso dicen que dijo. A nosotros esto se nos antoja tan demagógico como sugerir, por ejemplo, que la voluntad de una jerarquía religiosa o de un sector de la población con escasa conciencia cívica puede traer como consecuencia barbaridades como las cometidas por la Santa Inquisición, y que el ejercicio del poder bendecido por la Iglesia puede derivar en dictaduras asesinas como la franquista.
Y es que insinuar vínculos, o ligar causas y efectos de manera irremediable negando la capacidad meramente humana de decidir cada uno de nuestros actos e intervenir en nuestros inexistentes destinos, es una de las esencias de la demagogia. Un verdadero demagogo, para no pillarse los dedos, nunca diría algo así como "la democracia lleva a la degeneración", sino que elegantemente lo insinúa con un "la democracia puede matar", y se queda tan ancho, pues suena tan científico como una advertencia en un paquete de cigarrillos. Claro que puede, todo puede. La falta de democracia, también. Las advertencias altisonantes de este tipo nos parecen un poco inútiles.