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Dualidad de la política

Dualidad de la política
En un artículo de opinión firmado por A. Delgado-Gal y titulado Choque de teologías se insinúa una típica manera bipolar (e hispana) de ver las cosas:

La manifestación convocada por el Arzobispado de Madrid en defensa de la familia ha desencadenado [...] el choque de dos teologías, la expresa y palmaria de la Iglesia, y la implícita de la izquierda. [...]

Sin asomo de duda, los prelados se echaron a la calle en nombre de la lex naturalis. La doctrina de la Iglesia nos habla de un orden cósmico que la razón puede aprehender y cuya autoridad ha de predominar sobre los decretos del soberano. [...] Lo grave, desde la perspectiva católica ortodoxa, es que se hayan puesto en pie de igualdad un artificio institucional -la consagración de uniones entre personas de un mismo sexo-, y un hecho, el matrimonio, que la sociedad sanciona pero cuyo fin, la procreación, es anterior a las decisiones y arbitrios del magistrado. [...]

El Partido Socialista contraatacó con un documento -Las cosas en su sitio- del que entresaco la afirmación siguiente: «...es la sociedad la que tiene, a través de sus representantes, la potestad de ordenar los principios de libertad y convivencia para todos los ciudadanos». [...] La fórmula usada en el documento abunda en la tesis talismán del presidente: la de que el objetivo principal del Gobierno es la multiplicación de los derechos. [...] no está claro en qué consiste ese objetivo. Podría ser el de reconocer derechos que han asistido a los hombres desde siempre [...] o pudiera ser que se nos estuviese hablando de la creación de derechos, es decir, de títulos o franquías radicalmente inexistentes hasta su alumbramiento mediante un acto de la voluntad democrática. [...]

¿Entonces? Pues hemos rebotado en una teología rival de la tomista: la teología hobbesiana. Para Hobbes, es el soberano, es decir, Leviatán, quien debe definir lo que es un derecho o no lo es, o lo que es bueno o es malo. [...] Hobbes preconiza que la Iglesia quede sujeta a la autoridad secular. Y el PSOE, ídem de ídem. Los liberales, dicho sea de paso, no admitirían que la Iglesia, atribuyéndose el papel de intérprete de la lex naturalis, dispusiera qué entra o no entra en los derechos. La diferencia, es que los liberales tampoco reconocen esa potestad a una asamblea legislativa. Por eso son liberales, y no hobbesianos.

 

No quisiera yo decir qué piensan los socialistas, así que no pondré nada en su boca (aunque no veo cómo de la frase citada se concluye que el objetivo del gobierno es el de "multiplicar los derechos"). Pero el autor parece insinuar que aquello que no sea derecho fundamentado en la ley natural es inevitablemente derecho impuesto o concedido por el gobernante. No aclara a quién atribuyen los liberales la potestad de crear derechos, pero no será ni a Dios ni a una asamblea aunque represente al pueblo.

Lo cierto es que, pese a quien pese, las fuentes del ordenamiento jurídico español son la ley, la costumbre y los principios generales del derecho, por ese orden. Sólo en los últimos hay sitio (si acaso, y en una visión algo anticuada) para la naturaleza, con mayúscula o minúscula, así que la lex naturalis pinta poco en los asuntos nuestros de cada día. Y la visión contrapuesta de que Leviatán (sea rey, dictador o asamblea legislativa) es quien concede los derechos se carga un buen pedazo de la descripción de cómo queremos que sean las cosas. Quizá no de cómo son, pues seguramente vivimos aún dominados por los poderosos de uno u otro lado, pero sí de cómo queremos que sean.

La asamblea legislativa que queremos representa al pueblo por motivos de eficiencia y si no hay más remedio, pero es del pueblo y de las asociaciones e individuos que comprende de donde emana la justicia. Los derechos ni existen ni se conceden, sino que se conquistan, se crean, y luego se defienden con uñas y dientes. Y esto no tiene nada de artificial: es nuestra naturaleza.

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