Las pintas que llevo
En el número de Newsweek del 2006-11-22 apareció un reportaje especial acerca de los conflictos que el velo islámico y su regulación causan en Europa. La ex-diputada holandesa nacida somalí Ayaan Hirsi Ali contribuía con una breve página de opinión, de la que malamente traduzco algunos párrafos:
Y sin embargo un par de frases después termina su artículo diciendo
Yo prefiero pensar que incluso vestida literalmente de Batman (y no entro a analizar esa descripción insultante) voy a ser tratada con un mínimo de dignidad por mis conciudadanos. No sólo por consideración: si el respeto no bastase (que siempre hay algún cazurro) siempre quedará la ley, que me ampara. Y el que se burle de mi cresta punk que se enfrente con mis pearcings.
(N.B. que ya he visto que alguno se me despista: ambos párrafos están escritos por la misma autora. En el primero dice que es mucho morro culpar a la víctima, pero en el segundo señala a la víctima como responsable de sus desgracias. Es esa contradicción flagrante lo que motiva este artículo).
En esas sentencias finales de Hirsi Ali percibo lo de siempre en esta brillante señora: que sus argumentos están teñidos de un profundo y comprensible rencor que la llevan al disparate. No critico ese rencor, tiene muy buenos motivos para estar dolida, cabreada, terriblemente harta de mamoneces pseudo-religiosas o más bien folklóricas . Pero no creo que esas pasiones se deban emplear para hacer política.
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